BUENAS PRÁCTICAS PARA REDUCIR LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA

Para Roblan, los cinco criterios fundamentales necesarios para controlar la contaminación lumínica y lograr una iluminación eficiente, eficaz y de calidad deben responder con claridad a los siguientes principios:

1) ¿Qué iluminar? – Control del flujo luminoso directo. Utilizar únicamente luminarias sin emisión hacia el hemisferio superior en posición de instalación, es decir, no dejar escapar nada de luz hacia el cielo. La iluminación de fachadas o letreros debe realizarse exclusivamente de arriba hacia abajo. Iluminar exclusivamente aquellas áreas que lo necesiten y sin dejar que la luz se escape fuera de estas zonas. Prohibir los cañones de luz o láser y cualquier proyector que envíe la luz hacia el cielo, salvo en circunstancias excepcionales.

2) ¿Cuánto iluminar? – Control del flujo luminoso indirecto. Considerar los niveles de iluminación de seguridad recomendados por los organismos luminotécnicos internacionales como máximos (Comisión Internacional de Iluminación (CIE)) y con la mayor uniformidad posible. Los factores de mantenimiento y de utilización de la luminaria deben ser los máximos posibles.

3) ¿Con qué iluminar? – Elección de lámparas adecuadas. Utilizar las lámparas de mayor eficacia luminosa del mercado, de menor impacto ambiental por su rango espectral y con una potencia adecuada al uso. Un ejemplo sería las LED COMET de Roblan, que además de evitar la dispersión de la luz y la polución lumínica, integran un dispositivo de control autónomo para gestionar la potencia de la luz durante las horas de uso. El sistema calcula (mediante un cálculo algorítmico) durante las horas de encendido, el momento en el que el nivel de la luz puede ser reducido hasta un 50%, para disminuir la potencia de la luminaria automáticamente y así favorecer un importante ahorro energético.

4) ¿Cómo iluminar? – Optimización del proyecto luminotécnico. A igual nivel de iluminación, utilizar la instalación de menor consumo, máxima relación interdistancia-altura de las luminarias y menor coste de mantenimiento.

5) ¿Cuándo iluminar? – Gestión inteligente del alumbrado. Instalar centros de telecontrol del alumbrado con dispositivos de estabilización de la corriente, de encendido y apagado, así como de reducción del flujo luminoso para las horas de menor tránsito. Reducir el consumo en horas de menor actividad, mediante el empleo de reductores de flujo en la red pública y/o el apagado selectivo de luminarias. Apagar por completo todo alumbrado sin uso y restringir el horario del alumbrado monumental, ornamental y publicitario.

Otros factores

Reducir la contaminación lumínica no solo requiere de cambios en el alumbrado público, sino también, de buenas prácticas en cuanto a cómo se ilumina la publicidad desplegada en la ciudad, pues una gran parte,la contaminación lumínica proviene de cómo se iluminan los rótulos comerciales en las ciudades y carreteras.

En definitiva, el exceso de iluminación es un problema que se ha minimizado durante mucho tiempo, pero que constituye una forma de contaminación que es necesario combatir. La solución pasa por la concienciación social y por una intervención de las autoridades para adaptar y optimizar la iluminación protegiendo nuestro entorno.